lunes, 15 de noviembre de 2010

Sigue mi tributo a Santa Marta

En ocasión anterior, les estaba narrando o contando sobre la interesante ciudad de Santa Marta, especialmente en su privilegiada posición geográfica, con respecto a otras ciudades colombianas, y su gran potencial, en especial en turismo y en la educación e investigación universitaria hoy en día.
Ver mi blog anterior, titulado Tributo a Santa Marta.

Como les decía, hoy les voy a hablar de las costas de Santa Marta, que quedan yendo hacia la Guajira, que me acuerde y haya visto. La primera es Taganga, pasando por la playa del Boquerón, cerca del Morro y después de Punta de Betín, antiguo sitio de echar la basura de la ciudad. Se llega a Taganga por mar o por carretera, parecida a la del Rodadero, pero sin las comodidades de ésta, ni la iluminación ni la marcación mejor dicho, es una carretera en zigzag, bordeando los cerros, pero angosta y casi sin iluminación ni marcación, con un intermedio donde hay como una especie de Mirador, desde donde se contempla, la playa de Taganga, Espectacular. Se ingresa cerca de la Estación de la Policia y de la Sede de la Universidad del Magdalena. 


Se voltea hacia la izquierda, al llegar desde la carretera, y llegamos a la playa al lado del Hotel La Ballena Azul, buen hotel y restaurante, para todos los gustos, en especial los de mar. Hoy en día, se ha recuperado mucho del atractivo de su playa gracias a las campañas de limpieza, y a la remodelación realizada en el último año. Se puede pasear en el día, y el recorrido es harto interesante, con una panorámica, espectacular.
 Las canoas al alcance de la gente, pues la playa es profunda, muy cerca a la orilla. Hay varios kioskos, con comida de mar, y cerca de la playa han construido pequeños hoteles y fondas, donde se consiguen ambientes de descanso agradables, buenas comidas a precios razonables. Creo que Taganga ha mejorado muchísimo.  Me ha gustado mucho su nueva cara, y aprovecharé las vacaciones de fin de año, para ir mas a menudo con mis hijos, a quienes les gusta mucho. Sigo contándoles después.

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